martes, 7 de junio de 2011

Qué pasaría si Blunia se cansara de cuidarnos


El sábado 28 de mayo tuvimos una de las Aulas Creativas más divertidas de este año. El tema central del encuentro fue La fantasía y sus alas. Sin embargo, lo más fantástico que nos aconteció aquella mañana fue el juego: jugamos a tener ideas. Silvia adivinó un burro en la sofisticada representación que hizo Cristina de un purasangre. Rubén se fue atenazando hasta convertirse en un cangrejo que bailaba flamenco. Inventamos palabras añadiendo prefijos y luego improvisando otras: carimín, midriápola, recasaca, caramnte, argónadas. Carmen acuñó el poscorcho, píldora oficial de la resaca. Silvia nos explicó con señas y en verso lo que era la excola de un perro. Dinamitamos todo tipo de leyes para imaginarnos qué pasaría si y concluimos que de estos juegos pueden sobrevenir algunas greguerías y «muchas tonterías».

El objetivo, según Inés Arias, la facilitadora del taller, era provocarnos estados de creatividad porque «la creatividad requiere pensamiento fluido» y es una forma indirecta de solucionar «problemas literarios». Al cabo de cuatro horas de juego éramos capaces de fabricar todo tipo de castillos, unos más habitables que otros. Sin embargo, lo que llamó mi atención fue ese estado casi reflejo que alcanzamos. Ese trance de creatividad había provocado una crispación tal del pensamiento que me pareció cercano a la inmoralidad de la niñez y la locura y, aún más, a ese sueño desinhibido que es la ficción. 

—Blunia —le sugerí a Rubén.

—¿Qué pasaría si Blunia se cansara de cuidarnos? —imaginó enseguida.

De pronto, sobrevino cierto silencio melancólico.

¿Blunia? ¿Qués es una Blunia? Se me ocurre que podría ser un bonito nombre para cierta musa maliciosa o para la santa patrona de la pagana cofradía de los juegos literarios y la profanación de los lugares comunes. ¿A alguien se le ocurre alguna ofrenda para Blunia?

6 comentarios:

  1. Sí. Yo quiero ofrecerle a Blunia todas las fichas de Lectura Crítica II que todavía tengo pendientes de entregar para acabar el primer año de Máster. Blunia, hazlas tú querida, que últimamente no te veo mover mucho esos dedos-tijera.

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  2. Andrea, Blunia todavía no hace milagros. Es una diosa muy joven.

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  3. Blunia se va a cansar de cuidarte muy pronto con que sigas así.

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  4. Y te castigará con veinte años de esterilidad literaria. Nada de escribir novelas en quince minutos como ahora, Andreíta.

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  5. Pues ya la he terminado. La escribí el otro día al salir de clase. Así, sin más, me puse y listo. Mañana firmo los ejemplares. Ji ji ji, humor de medianoche... Estoy con Blunia.

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  6. ;-D)
    Con Blunia o sin ella, venga, a ver si os animáis... que ya no tenéis tanta clase.

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